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¿Qué es un cordial?

por Jaime Sanhueza Sanhueza
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¿Qué demonios es un cordial? Para muchos bartenders y aficionados a la coctelería, esta pregunta puede generar más de un debate acalorado. A lo largo de los años, la definición de cordial ha demostrado ser escurridiza, variando significativamente según la región y el contexto. ¿Debe contener agua? ¿Es simplemente un sirope con vanidades? En este artículo, nos sumergiremos en la historia, las diversas interpretaciones y las técnicas de elaboración de cordiales, buscando ofrecer una guía definitiva para el bartender moderno que busca expandir su paleta de sabores y su arsenal de ingredientes.

La comprensión del término «cordial» varía notablemente entre ambas costas del Atlántico. En los Estados Unidos, tal como lo explica Michael Dietsch en su esclarecedor capítulo dentro de Spirits and Cocktails, los cordiales se definen como licores dulces con un contenido alcohólico relativamente bajo, generalmente por debajo del 30% ABV. Estos elixires se caracterizan por la infusión de ingredientes aromáticos que abarcan desde nueces y crema hasta una multitud de especias, frutas y hierbas. Ejemplos paradigmáticos incluyen el vibrante Crème de cassis, el delicado licor de flor de saúco (elderflower liqueur) y el soleado limoncello. Tradicionalmente, estos cordiales se disfrutan como digestivos. Sin embargo, su versatilidad los ha convertido en modificadores esenciales en la creación de cócteles complejos.

Imagen que contextualiza a boticario del siglo XVII creando cordiales.

Al cruzar el charco, en el Reino Unido y los países de la Commonwealth, la concepción de «cordial» toma un aspecto completamente diferente. Aquí, el término se refiere inequívocamente a una bebida analcohólica, dulce y a menudo concentrada, diseñada para ser diluida con agua, ya sea carbonatada o sin gas. El icónico cordial de lima, pilar fundamental del clásico Gimlet, personifica esta definición. La marca Rose’s Lime Juice Cordial, con su distintivo sabor agridulce, es un referente en esta categoría. Curiosamente, este mismo producto se comercializa en Estados Unidos bajo el nombre de Rose’s Sweetened Lime Juice, una clara indicación de la divergencia en la comprensión del término. En el contexto británico, los cordiales analcohólicos son ingredientes maleables, capaces de aportar dulzura y capas de sabor a una amplia gama de bebidas, actuando a menudo como siropes sofisticados.

Para comprender plenamente esta dicotomía, es crucial retroceder en el tiempo y explorar la perspectiva histórica y etimológica. La palabra «cordial» encuentra su raíz en el latín «cor», que significa corazón. Históricamente, los cordiales alcohólicos no eran meramente bebidas placenteras; se utilizaban como tónicos medicinales, considerados estimulantes para el corazón y el espíritu. Los boticarios del siglo XVII eran alquimistas de sabores, macerando especias exóticas como la canela, el jengibre y los clavos de olor en alcohol destilado con azúcar, creando remedios que prometían vigor y bienestar. Aunque no se disponga de una fuente directa para la receta exacta de 1600 del «Cordial Rosa Solis» en este momento, las referencias históricas de la época atestiguan la popularidad de estos elixires especiados, a menudo imbuidos de propiedades que trascendían lo puramente medicinal, incluyendo connotaciones afrodisíacas que los hicieron indispensables en los encuentros sociales, marcando su transición gradual hacia bebidas recreativas.

Hoy por hoy, desde la perspectiva del bartender moderno, la rigidez de las definiciones tradicionales comienza a desdibujarse. El «cordial» está evolucionando hacia un concepto más amplio: un ingrediente líquido, intensamente saborizado, que puede o no contener alcohol, y que se utiliza estratégicamente para añadir complejidad, sabor y, a menudo, un equilibrio ácido a las creaciones de coctelería. Esta visión abre la puerta a la experimentación y a la creación de cordiales caseros o «propios», una tendencia en alza que permite a los bartenders controlar cada matiz de sabor en sus cócteles.

La elaboración de cordiales caseros es una técnica muy antigua en la preservación de sabores, donde la ciencia de la extracción de sabores se une al arte del equilibrio gustativo. Comprender los componentes fundamentales es el primer paso hacia la creación de elixires únicos:

  • Sabor: La paleta es infinita. La acidez de la piel y la pulpa de los cítricos, la dulzura de las frutas de hueso, la explosión de sabor de las bayas, la parte aromática de hierbas como la menta y la albahaca, la calidez especiada de la canela y el cardamomo, y la delicadeza etérea de flores como la rosa y la lavanda.
  • Dulzor: El azúcar en sus diversas formas ya sea granulada, demerara u otras, la miel de acacia y la sutil complejidad del sirope de agave son los pilares. La elección del endulzante influye no solo en el dulzor, sino también en la textura y el perfil de sabor final.
  • Agua: La calidad es primordial. Utilizar agua filtrada o destilada asegura que no haya sabores extraños que interfieran con la infusión principal.
  • Ácido: El contrapunto esencial al dulzor. El jugo de limón Meyer, con su acidez suave y notas florales, el jugo de pomelo rosado o la precisión del ácido cítrico en solución (una concentración del 10% permite un control exacto) son herramientas valiosas.
  • Alcohol: Actúa como conservante, inhibiendo el crecimiento microbiano en concentraciones superiores al 20% ABV. Además, el alcohol es un excelente extractor de compuestos aromáticos, potenciando la intensidad del sabor. El vodka neutro (40% ABV) o el alcohol etílico de grado alimenticio (95% ABV, utilizado con extrema precaución y dilución adecuada) son bases comunes.

¿Es necesario el ácido cítrico o tartárico para que algo sea considerado cordial?

  • La respuesta corta es no, no es estrictamente necesario que un preparado contenga ácido cítrico o tartárico para ser considerado un cordial, especialmente si adoptamos la definición más amplia y moderna del término. Históricamente, muchos cordiales alcohólicos se elaboraban simplemente macerando hierbas, especias o frutas en alcohol con azúcar, sin la adición directa de ácidos. La acidez, en estos casos, podía provenir inherentemente de las frutas utilizadas o no ser un componente primordial del perfil de sabor deseado (como en algunos cordiales especiados). Sin embargo, desde una perspectiva de equilibrio de sabor y conservación, la adición de algún tipo de ácido (cítrico, tartárico u otro) es una práctica altamente recomendada en la mayoría de los cordiales caseros, especialmente aquellos con una base dulce y menor contenido alcohólico. El ácido cumple funciones cruciales al contrarrestar el dulzor, realzar los sabores y actuar como un conservante natural.
  • En el contexto de los cordiales analcohólicos británicos, la presencia de acidez (a menudo proveniente del zumo de cítricos) es más común, ya que ayuda a equilibrar la alta concentración de azúcar y a proporcionar un sabor refrescante para su dilución.
  • En última instancia, la decisión de usar o no ácido, y qué tipo utilizar, dependerá del ingrediente base, el perfil de sabor deseado y la intención de conservación. Un cordial de frambuesa se beneficiará casi siempre de la adición de un ácido cítrico para realzar su frescura, mientras que un cordial intensamente especiado podría no requerir una acidez pronunciada. La experimentación y la comprensión del rol de cada ingrediente son clave para el bartender que busca crear cordiales excepcionales.

¿Cuándo se puede prescindir del Ácido (o Usarlo con moderación)?

  • Si la base del cordial ya es inherentemente ácida (por ejemplo, una gran proporción de jugo de limón o pomelo en la receta), es posible que no sea necesario añadir ácido adicional o que se requiera una cantidad mínima para ajustar el equilibrio final.
  • En algunos cordiales, un dulzor más pronunciado puede ser intencional (por ejemplo, un cordial de flor de saúco donde se busca una dulzura floral intensa). En estos casos, la adición de ácido debe ser muy controlada para no opacar las notas principales.
  • Si el cordial se va a utilizar rápidamente y tiene un contenido alcohólico elevado (superior al 20% ABV), el riesgo de deterioro microbiano es menor, y la necesidad de ácido como conservante disminuye. Sin embargo, el equilibrio de sabor sigue siendo una consideración importante.

Maceración en Frío (Cold Infusion):

Receta de cordial de frambuesa y pimienta rosa:

  • 250 g de frambuesas frescas
  • 180 g de azúcar granulada
  • 60 ml de vodka neutro (40% ABV)
  • 5 g de pimienta rosa ligeramente machacada
  • Ácido cítrico al 10%

Instrucciones: Machacar suavemente las frambuesas en un recipiente hermético. Añadir el azúcar y la pimienta rosa, removiendo para combinar. Sellar y refrigerar durante 48 horas, removiendo ocasionalmente. Colar el líquido resultante a través de un colador fino. Incorporar el vodka y la solución de ácido cítrico. Si se desea una mayor claridad, filtrar con un filtro

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