Un festival hecho por cerveceros y para cerveceros
La tercera edición del Oktoberfest de Concepción, organizada por la Asociación Cerveceros Penquistas (ACEP), marcó un nuevo paso en la consolidación de la escena craft penquista.
Más que una celebración, el encuentro se ha transformado en un espacio de colaboración, aprendizaje y comunidad entre productores locales.
“Este festival fortalece los lazos entre colegas y genera un espacio de colaboración real”, comenta Diego, fundador de Cervecería Estero y Vicepresidente de ACEP, quien destaca el rol que el evento ha tenido en la maduración del ecosistema cervecero regional.
Durante las tres ediciones, el equipo organizador ha mantenido una estrategia constante en su comunicación —medios locales, redes sociales y acciones presenciales—, priorizando la conexión directa con el público a través de Instagram y reels, hoy canales esenciales para las marcas craft.
Inspiración alemana y un nuevo hogar en la ciudad
La versión 2025 trajo cambios visibles. Inspirada en la tradición bávara, la propuesta estética y gastronómica abrazó por completo el espíritu alemán: desde la música y las bandas en vivo hasta la oferta culinaria, pasando por las ambientaciones y los concursos clásicos del Oktoberfest.
Este año, el evento se trasladó a la Plaza Bicentenario, un espacio más protegido del viento y la lluvia que permitió mayor comodidad y accesibilidad. Allí se reunieron 12 cervecerías, 12 food trucks y una amplia zona familiar, con parque de diversiones, juegos infantiles, un Tagadá y actividades motrices que reforzaron su carácter inclusivo.
La música en vivo fue otro de los sellos de la jornada, con bandas emergentes, acordeonistas, catas guiadas y un tradicional bingo que completó el ambiente festivo.
“El público disfrutó la propuesta alemana y valoró la diversidad de cervezas y actividades. La gente no solo vino a tomar cerveza, sino a vivir una experiencia completa”, señala Diego.
Colaboración y propósito común
Desde su fundación, ACEP —integrada por Estero, Toten, Perro Negro, Celta, Manquihuay y Mare Nostrum— ha impulsado un mensaje claro: la unión del gremio como base de crecimiento.
El Oktoberfest no busca ser un evento comercial, sino una plataforma cultural, musical y turística que aporte a la identidad de Concepción.
“Nuestro objetivo es difundir la cultura cervecera, fomentar el consumo responsable y aportar con una instancia que ponga a la ciudad en el mapa de los grandes eventos”, agrega Diego, subrayando que la colaboración entre productores locales ha sido clave para sostener la calidad y la organización.
Trabajo, satisfacción y desafíos
La edición 2025 fue el resultado de meses de planificación y coordinación entre cerveceros, emprendedores y autoridades locales.
El balance, según la organización, fue plenamente positivo: “El feedback tanto de los food trucks como de los cerveceros fue excelente; todos se fueron contentos, y eso es lo más gratificante para nosotros”, afirma Diego.
Aun así, el equipo reconoce que el crecimiento implica nuevos retos: “Cada año buscamos mejorar. Uno de los desafíos es seguir fortaleciendo la comunicación digital y los contenidos audiovisuales, especialmente los reels, que hoy son la herramienta más potente para conectar con el público”.
El Biobío como polo cervecero emergente
Más allá del evento, el crecimiento de las cervecerías del Biobío es tangible.
En los últimos años, la región ha mostrado una diversificación de estilos, aumento en la calidad y una visión más profesional de la industria.
Para Diego y ACEP, el desafío ahora es posicionar a Concepción como un referente nacional, con una identidad propia basada en el trabajo colaborativo y la autenticidad del sur de Chile.
“El Biobío ya tiene una escena cervecera sólida. Lo que viene es consolidar esa identidad, mostrar que la calidad está aquí, y que los productores locales están a la altura de cualquier otro polo del país”, concluye.
Un festival con proyección
El Oktoberfest de Concepción no solo logró sostener su continuidad —algo poco común en los eventos regionales—, sino que hoy representa un modelo de gestión asociativa y de profesionalización del sector.
Desde su primera edición, ha demostrado que el desarrollo de la cultura cervecera depende tanto del producto como del tejido humano que lo sostiene.
En un país donde los festivales de cerveza proliferan, el Biobío propone un formato distinto: local, inclusivo y con propósito.
El futuro parece prometedor, y todo indica que el Oktoberfest penquista seguirá consolidando su lugar como una cita clave en el calendario cervecero chileno.