El 3 de marzo, una fecha marcada en el calendario de los aficionados a la coctelería, se celebra el Día Nacional (en Estados Unidos) del Moscow Mule. Sin embargo, al ser un cóctel tan mundialmente conocido, la fecha se celebra en todo el mundo. Este cóctel, aparentemente sencillo, encierra una rica historia, una interesante química y un impacto cultural que trasciende generaciones, tres adjetivos para remarcar que se celebra el día tres. Más allá de su popularidad actual, impulsada incluso por referencias en la música popular, el Moscow Mule es un testimonio de la innovación, la colaboración y la evolución de los gustos.
El Moscow Mule nació en 1941 en el corazón de Hollywood, fruto de la colaboración de tres personajes clave: John G. Martin, Jack Morgan y Ozeline Schmidt. Martin, un distribuidor de licores, buscaba popularizar el vodka Smirnoff No. 21 en un mercado dominado por los whiskies. Morgan, propietario del pub Cock’n Bull, intentaba dar salida a su cerveza de jengibre. Schmidt, por su parte, aportó las distintivas tazas de cobre.

La combinación de vodka, cerveza de jengibre y lima, servida en una taza de cobre, resultó ser un éxito inmediato. El nombre «Moscow Mule» (mula de Moscú) es una combinación de la asociación del vodka con Rusia y la «patada» que proporciona la cerveza de jengibre.
La popularidad del Moscow Mule no se debe solo a su historia, sino también a su perfil de sabor y a la ciencia detrás de su preparación. El vodka, un destilado neutro, actúa como base, permitiendo que los sabores de la cerveza de jengibre y la lima brillen. La cerveza de jengibre, con su sabor picante y dulce, aporta complejidad y profundidad. La lima, con su acidez, equilibra los sabores y refresca el paladar.
La taza de cobre, más allá de su estética, juega un papel importante en la experiencia del Moscow Mule. El cobre es un excelente conductor del frío, manteniendo la bebida helada por más tiempo. Además, el cobre reacciona con la acidez de la lima, intensificando su sabor. A pesar, que las tazas que vemos hoy en los bares, no son de cobre, sino más bien de color cobre.

A lo largo de los años, el Moscow Mule ha trascendido su estatus de cóctel para convertirse en un icono cultural. Su imagen, asociada a la taza de cobre, es reconocible en todo el mundo. En la actualidad, el Moscow Mule ha experimentado un resurgimiento, impulsado por la tendencia de los cócteles clásicos y su presencia en la cultura popular.
Incluso la música popular ha contribuido a su fama. La canción «Moscow Mule» de Bad Bunny, lanzada en 2022, ha acercado el cóctel a nuevas generaciones, demostrando su relevancia en la cultura contemporánea.
El Día Nacional del Moscow Mule, el 3 de marzo, es una oportunidad para celebrar la historia, la ciencia y la cultura de este cóctel. Smirnoff Vodka, la marca que estuvo presente en la creación del Moscow Mule, ha sido una de las principales impulsoras de esta celebración. La fecha «3-3» simboliza los tres ingredientes y los tres creadores del cóctel.
Para los bartenders, el Moscow Mule es un clásico que permite explorar variaciones y reinterpretaciones.