Inicio RECETAS El Bloody Mary: Un clásico con historia (y múltiples interpretaciones)

El Bloody Mary: Un clásico con historia (y múltiples interpretaciones)

por Jaime Sanhueza Sanhueza
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El Bloody Mary, con su característico color rojo intenso y su complejo perfil de sabor, se erige como un verdadero ícono en el mundo de la coctelería. Más allá de su popularidad como remedio para la resaca, este cóctel a base de vodka y jugo de tomate encierra una rica historia, marcada por diversas teorías sobre su origen y una asombrosa capacidad de adaptación que lo ha convertido en uno de los favoritos para la creatividad de bartenders alrededor del mundo.

Al igual que la gran mayoría de los clásicos antiguos, no se puede tener a ciencia cierta el origen del nombre del cóctel. Es así, como el Bloody Mary, también tiene diferentes teorías del origen de su nombre. Algunas algo impresionantes, pero carentes de antecedes, y otras un poco más creíbles.

La teoría más popular asocia el nombre con la reina María I de Inglaterra (1516-1558), apodada «Bloody Mary» («María la Sangrienta») debido a la persecución religiosa que llevó a cabo contra los protestantes durante su reinado. Sin embargo, no existe evidencia histórica concluyente que vincule directamente a la reina con la creación del cóctel. Esta teoría se basa principalmente en la coincidencia del nombre y el color rojo de la bebida, que podría evocar la sangre.

Otra teoría es la que atribuyen al actor y comediante estadounidense George Jessel. Se dice que George popularizó una versión temprana del cóctel alrededor de 1927. Sin embargo, esta teoría carece de fuentes sólidas y se considera más un rumor que un hecho comprobado.

La versión más sólida y documentada nos traslada a París, en la década de 1920, al Harry’s New York Bar, un punto de encuentro para la comunidad estadounidense expatriada. Allí, el bartender Fernand Petiot perfeccionó una mezcla preexistente de vodka y jugo de tomate. Según relatos del propio Petiot, él creó el cóctel en 1921, aunque inicialmente lo llamó «Bucket of Blood» («Cubo de Sangre»). En 1934, cuando se mudó al King Cole Bar en el St. Regis Hotel de Nueva York, lo renombró «Bloody Mary». Esta es la teoría con mayor respaldo histórico y la que se considera más probable.

La elección del 1 de enero como el Día del Bloody Mary no es casualidad. Tradicionalmente, este cóctel se ha asociado con la recuperación post-fiestas, especialmente después de las celebraciones de Año Nuevo. Su combinación de ingredientes, que incluyen zumo de tomate (rico en electrolitos), sal y especias, se considera un remedio efectivo para aliviar los síntomas de la resaca. Por lo tanto, el 1 de enero, después de las celebraciones de la víspera de Año Nuevo, se convierte en el momento ideal para disfrutar de un Bloody Mary y comenzar el nuevo año con energías renovadas. Esta tradición, sumada a la popularidad del cóctel, ha consolidado el 1 de enero como su día de celebración a nivel mundial.

La receta clásica del Bloody Mary se basa en una equilibrada combinación de sabores que se complementan entre sí:

  • Vodka: La base alcohólica neutra que permite que los demás sabores se destaquen.
  • Jugo de tomate: Aporta cuerpo, color y un dulzor natural que equilibra la acidez y el picante. Se recomienda usar jugo de tomate de buena calidad.
  • Jugo de limón fresco: Brinda acidez y frescura, realzando los demás sabores. El uso de jugo recién exprimido es fundamental para obtener un mejor sabor.
  • Salsa Worcestershire (o salsa inglesa): Un ingrediente fundamental que añade profundidad y complejidad con sus notas agridulces, especiadas y ligeramente avinagradas.
  • Salsa Tabasco (o salsa picante similar): El toque picante característico que define al Bloody Mary. La cantidad se ajusta al gusto personal. Otras salsas picantes como la salsa Valentina o la Cholula también pueden ser utilizadas.
  • Sal y pimienta negra recién molida: Condimentos básicos que realzan los sabores y aportan equilibrio.
  • Opcionales: Algunos bartenders añaden otros ingredientes como apio en rama (para decorar y dar aroma), rábano picante (para un toque extra de picante), salsa de soja (para umami), o incluso una pizca de azúcar (para equilibrar la acidez).

La adaptabilidad del Bloody Mary ha dado lugar a numerosas variaciones, cada una con su propio carácter:

  • Bloody María: Sustituye el vodka por tequila, creando un perfil más terroso y con un toque picante diferente.
  • Bloody Caesar (o Caesar): Se diferencia por la adición de jugo de almejas (clamato), que le confiere un sabor umami distintivo. Es especialmente popular en Canadá.
  • Red Snapper: Reemplaza el vodka con ginebra, resultando en un cóctel más herbal y aromático.

Si bien el Bloody Mary mantiene su esencia clásica en Chile, se observa una creciente apertura a la experimentación con ingredientes locales. Aunque no existen recetas de autor ampliamente difundidas, de hecho, consultamos a variados bartenders, pero no tenían receta de alguna modificación del Bloody Mary en sus cartas, se puede apreciar una tendencia a incorporar toques chilenos en la preparación de este cóctel. Algunos bartenders y aficionados exploran el uso de ingredientes como el merkén, o el ají verde fresco para añadir un toque picante y aromático distintivo. Además, el Pisco, el destilado nacional, se presenta como una alternativa interesante al vodka, para crear una versión con un carácter propio. El Bloody Mary se consume principalmente como aperitivo o como un revitalizante después de una noche de fiesta, siendo apreciado por su complejo perfil de sabor y su versatilidad.

Desde sus orígenes inciertos hasta su presencia en las barras de todo el mundo, el Bloody Mary ha trascendido su fama inicial como remedio para la resaca. Se ha convertido en un cóctel con una historia rica, múltiples interpretaciones y un sabor que continúa cautivando paladares. Ya sea en su versión clásica o en alguna de sus creativas adaptaciones, el Bloody Mary sigue siendo un imprescindible en el mundo de la coctelería, un testimonio de la capacidad de un cóctel para evolucionar y adaptarse a diferentes culturas y gustos.

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