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Afternoon Society: la reconfiguración silenciosa del consumo de cócteles en 2026

por Jaime Sanhueza Sanhueza
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Durante gran parte del siglo XX —y aún entrada la década de los 2000— el cóctel fue históricamente un rito nocturno. Un código cultural que pertenecía a la penumbra de los bares, a la escena tardía y a los rituales sociales después de las ocho de la noche. Ese paradigma, tan arraigado en la memoria colectiva, comienza a desdibujarse en 2026.

Según el Bacardi Cocktail Trends Report 2026, el consumidor global —particularmente la generación Z en edad legal de consumo— está desplazando la coctelería hacia un nuevo territorio temporal: la tarde. No se trata de “beber más temprano”, sino de beber distinto. Lo que emerge aquí no es una simple variación horaria, sino un cambio profundo en cómo la sociedad organiza el ocio, la conexión y el placer cotidiano.

Bienvenidos a Afternoon Society, la nueva arquitectura cultural del cóctel.

Un nuevo ritmo social

El retorno masivo a modalidades híbridas de trabajo, la fragmentación de la rutina laboral y una reevaluación global del bienestar han creado condiciones propicias para un fenómeno inesperado: la consolidación del “daycap”.

El concepto se distancia del clásico y elegante nightcap. Mientras el último era un cierre, el daycap es un intermedio. Un premio. Una pausa intencional que reemplaza la idea de “exceso nocturno” por la de “indulgencia moderada”.

El informe de Bacardi revela cifras reveladoras:

  • El 40% de los consumidores en España e India declara preferir horarios más tempranos para salir.

  • En Francia, el 51% de la generación Z ya organiza sus encuentros sociales antes de las 19:00.

  • En países como Países Bajos, casi la mitad de los jóvenes opta directamente por el daycap en vez del nightcap.

Si el siglo pasado celebró la noche, 2026 celebra la transición. Esto nos lleva a remodelar todo lo que ya conocíamos. Sobretodo sin consideramos que los dueños son de la generación del nightcap.

Fotografía de ELEVATE

El auge del pequeño formato: placer sin culpa

Uno de los pilares de Afternoon Society es un formato que hace una década habría parecido anecdótico: el mini-serving. Mini Martinis, mini Margaritas, mini Daiquiris. Un gesto estético que, en la práctica, responde a dos necesidades claras:

  1. Mantener el cóctel perfectamente frío —una queja recurrente en consumidores de mercados clave.

  2. Reducir la barrera psicológica del alcohol alto, sin renunciar al ritual ni al sabor.

El consumidor contemporáneo ya no mide el valor de un cóctel por su volumen, sino por su precisión. Por su capacidad de entregar experiencia sin comprometer la lucidez. Por eso los tragos “snackable” han encontrado un nicho sólido en barras de Europa y Norteamérica: pequeñas dosis que permiten variedad, conversación y una experiencia controlada.

Este fenómeno redefine la creatividad del bartender: la miniatura exige exactitud, técnica y un diseño sensorial más concentrado. Aún a Chile no llega la moda de los mini-serving.

Foto de Ray Torres

La economía de los pequeños placeres

Afternoon Society no es solamente un cambio en los hábitos de consumo: es una recalibración emocional vinculada al bienestar. El reporte habla de una “sweet treat economy”, un movimiento que rescata los placeres inmediatos, los caprichos moderados y la indulgencia cotidiana.

Los consumidores buscan momentos breves, suaves, estéticos, que no rompan con la productividad ni generen culpa. Por eso vemos un resurgimiento de cócteles inspirados en postres, fruta fresca y texturas aterciopeladas.

La Piña Colada —un ícono hedonista por excelencia— vuelve a posicionarse como el #3 de los global bar calls 2026. En paralelo, spritzes, sodas elevadas, cidrados ligeros y tragos de baja graduación aumentan su presencia en menús del hemisferio norte y latinoamericano.

No se trata de desinhibición. Se trata de celebrar lo cotidiano.

El desplazamiento del ocio: de la noche al “entre”

La “sociedad de la tarde” no solo reorganiza el calendario social del consumidor: también altera la arquitectura del negocio gastronómico.

Los horarios más cotizados ya no son los nocturnos, sino los post-laborales y los golden hours. Restaurantes que históricamente utilizaban la hora de las 17:00 como puente hacia la cena hoy diseñan menús completos para ese segmento. Bares con orientación nocturna empiezan a abrir más temprano; cafés con vocación diurna ahora incorporan coctelería ligera. La frontera se difumina.

Este movimiento está siendo capitalizado por espacios como:

  • Rooftops mediterráneos que diseñan cócteles calibrados para la luz dorada.

  • Restaurantes fine dining que ofrecen “pre-dinner tasting menus” de 30 minutos.

  • Bars modernos que integran matcha, kombucha, cafés fríos y fermentados como ingredientes de coctelería vespertina.

La tarde es, en 2026, un territorio comercialmente fértil.

Gen Z: una generación que no renuncia a la coctelería

El discurso “Gen Z no bebe” ha quedado oficialmente obsoleto.
Lo que sucede es más interesante: esta generación renegocia la forma en que bebe.

No se alejan del cóctel; lo adaptan a sus valores:

  • Moderación flexible.

  • Bebidas alineadas con salud y bienestar.

  • Experiencias que no comprometan el día siguiente.

  • Bebidas de autor que reflejen identidad, estética y comunidad.

El 72% de esta cohorte visita bares al menos una vez a la semana.
El 38% declara que aumentará su frecuencia en los próximos meses.

Lejos de abandonar la hospitalidad, la están reconfigurando.

Fotografía de ELEVATE

El cóctel como espacio de equilibrio

Afternoon Society presenta una idea transversal: el cóctel como regulador emocional, más que como catalizador de desinhibición.

El cóctel vespertino no compite con la cena ni con la noche:
es un momento propio. Una pausa. Un puente entre obligaciones y ocio.

Este nuevo escenario invita a bares y restaurantes a formular preguntas estratégicas:

  • ¿Cómo diseñar un menú atractivo y coherente para horarios previos a la cena?

  • ¿Cómo calibrar la carta para servir tragos ligeros sin sacrificar creatividad?

  • ¿Cómo competir en una franja horaria que antes no generaba ingresos significativos?

La oportunidad no está únicamente en sumar horarios, sino en repensar la narrativa de la hospitalidad

Chile y Latinoamérica: una región con potencial para liderar

En nuestra región, la tarde siempre ha tenido un significado social particular:

  • onces chilenas,

  • tardeos españoles adoptados en ciudades costeras,

  • terrazas urbanas,

  • cafés que funcionan como puntos de encuentro cultural.

El Reporte 2026 sugiere que ciudades como Santiago, Lima, Medellín, Buenos Aires o Ciudad de México están en posición de abrazar Afternoon Society con especial rapidez. El clima, la cultura del encuentro y la creciente sofisticación de la coctelería latinoamericana son el terreno perfecto para impulsar este ritual emergente.

Chile, además, tiene una ventaja:
un consumidor altamente receptivo a tendencias globales y un ecosistema gastronómico que valora la innovación técnica y estética.

La tarde como nuevo escenario del cóctel global

Afternoon Society no es una tendencia pasajera. Es un reajuste estructural en la relación entre el tiempo, el consumo y la experiencia sensorial.

El cóctel diurno no sustituye a la noche; la complementa. No banaliza el ritual; lo sofistica. No resta profundidad; la reubica.

En esta nueva narrativa, los bares, restaurantes y marcas que comprendan la sensibilidad contemporánea —equilibrio, moderación, estética, comunidad— serán los que lideren la conversación en 2026 y más allá.

La tarde, históricamente subestimada, emerge ahora como un espacio legítimo, fértil y culturalmente potente para el desarrollo de la coctelería. Y, como siempre, donde emerge un nuevo ritual, aparece una oportunidad para innovar.

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